GAS NATURAL, CUANDO LA ENERGÍA SE HIZO LIMPIA
Madrid y Barcelona llevaban casi un siglo alumbrando
sus calles con lámparas de aceite cuando a mediados del siglo XIX
los ayuntamientos optaron por una energía más limpia y económica:
el gas. Nacieron al poco dos empresas, la Sociedad Catalana para el Alumbrado
por Gas y la Compañía Madrileña de Alumbrado y Calefacción
por Gas, que ya en las postrimerías del siglo XX constituyeron
el Grupo Gas Natural, participado hoy por "la Caixa" y Repsol.
La historia empezó con el alumbrado público, y 160 años
después el gas está presente en la cogeneración eléctrica,
la automoción y la climatización.
Sede social del Grupo Gas Natural en la Avenida Portal de l'Àngel
de Barcelona |
El 24 de junio de 1826 el laboratorio de la Escuela Química
de la Junta de Comercio no se iluminó con lámparas de aceite.
En su lugar, el catedrático de Química, Josep Roura Estrada
-futuro primer director de la Escuela de Ingeniería Industrial-,
prendió un farol de gas producido a partir de carbón, el
primero que se encendía en España.
En Madrid, el rey Fernando VII supo del experimento y
encargó a Roura la fábrica de gas y los más de cien
faroles que alumbraron el recorrido de su hija, la recién nacida
infanta Luisa Fernanda, desde el Arco de Palacio al Teatro Príncipe,
el 2 de marzo de 1832. Aquel fue el primer alumbrado público del
país, y los ayuntamientos de Madrid y Barcelona se plantearon entonces
crear una empresa que ofreciese el servicio de forma permanente.
La catalana
El Ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso público
para adjudicar el alumbrado de sus calles mediante gas durante 15 años,
del que se informó a los ayuntamientos de Londres, París
y Marsella, ciudades pioneras en este campo, junto con Berlín (Londres
iluminó con gas sus calles en 1803, París en 1817 y Berlín
en 1827). El consistorio quería cambiar el aceite por el gas no
sólo por ser éste un combustible asociado a una tecnología
innovadora y de mejor resultado, sino por razones económicas: la
ciudad gastaba al año 38.000 duros para mantener encendidos los
2.280 faroles de aceite de sus calles, mientras que la misma luz se podía
lograr con 652 faroles de gas a un coste anual de 19.000 duros.
El ganador del concurso fue el empresario francés
Charles Lebon, que en agosto de 1842 encendió las dos primeras
farolas de prueba -en la fachada de la basílica de Santa María
del Mar- y en otoño ya inauguró oficialmente el servicio.
Un año después, en asociación con los hijos del banquero
Pedro Gil Babot -Pedro, Pablo y José Gil Serra- y otros inversores,
Lebon constituyó la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas
en 1843, emplazando la fábrica en unos terrenos que la familia
Gil Babot tenía en la Barceloneta. En 1845 la compañía
tenía 224 accionistas, más que ninguna otra empresa de la
época, y en 1852 empezó a cotizar en Bolsa.
En Madrid, en cambio, la propuesta inglesa es la que
más convenció y así, en 1846 -tres años después
de la Catalana-, los empresarios británicos William Partington
y Eduard Oliver Manby crearon la sociedad Madrileña para el alumbrado
de Gas en Madrid, embrión de la futura Gas Madrid.
Charles Lebon y sus socios no tuvieron una buena relación.
En 1849 el francés abandonó la Sociedad Catalana y creó,
en 1864, su propia compañía, Gas Lebon, que consiguió
del Ayuntamiento una concesión para explotar el suministro público
y privado de forma simultánea al concedido en su día a la
Catalana.
La Sociedad Catalana, por su parte, encargó al
arquitecto Josep Doménech i Estapà en 1893 la construcción
de su sede social en la avenida Portal de l’Àngel de Barcelona,
donde aún hoy la encontramos, y en 1905 la remodelación
de la fábrica de gas de la Barceloneta en la que tuvo lugar la
construcción de la Torre de les Aigües -respetada en los proyectos
arquitectónicos actuales, igual que el antiguo gasómetro-.
Llega la electricidad
En 1881 se fundó la Sociedad Española de Electricidad y
en 1883 se inició la iluminación eléctrica de las
calles de Barcelona. En 1911 se constituyeron las sociedades Barcelona
Traction -en Toronto- y Riegos y Fuerzas del Ebro. Queriendo hacer frente
a esta nueva y dura competencia, la Sociedad Catalana creó ese
mismo año la Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas
para explotar concesiones hidráulicas en el Pirineo, en asociación
con el grupo Bertrand. Barcelona Traction intentó hacerse con todas
las acciones de la compañía gasista, pero la Sociedad Catalana
rechazó la compra y, a cambio, compró la Propagadora del
Gas -que entonces tenía tres fábricas: Premià de
Mar, Badalona y Terrassa-, la Energía de Sabadell, la Central Catalana
de Electricidad y cambió su nombre en 1912 por el de Catalana de
Gas y Electricidad SA.
Hambre de carbón
La posguerra civil casi asfixió el negocio de la empresa. Así
como la fábrica no dejó de funcionar pese a los bombardeos
que sufrió entre 1936 y 1939, acabada la contienda escasearon las
materias primas, lo que dejó sin servicio a muchos abonados. Por
ejemplo, la hulla extraída de las minas de Catalana de Gas y Electricidad
en Asturias era confiscada por el Gobierno al llegar al Puerto de Barcelona
y entregada a Renfe, compañía cuyo servicio era considerado
oficialmente como prioritario. La situación mejoró a partir
del Plan de Estabilización de 1959 y el fin de las restricciones.
Por aquellas fechas empezó en Cataluña el interés
por saltar del gas manufacturado al gas natural, pese a tratarse de un
combustible casi inexistente en suelo español -de los 21.100 millones
de m3 consumidos en España en el 2002, según Enagás,
sólo el 2,34% procede de nuestro subsuelo; la mayor parte (61,1%)
proviene de Argelia-.
Llega el gas natural
Los años 60 fueron moviditos para la compañía. Substituyó
el carbón por la nafta para la fabricación del gas (1963),
abandonó el negocio de la generación de electricidad para
centrarse en la actividad gasista e inició su expansión
fuera de Cataluña con la compra de la sociedad Compañía
Española de Gas, que operaba en Valencia, Murcia y Cantabria. Y
en 1969 llegó a España el gas natural: la planta de regasificación
de Barcelona recibió la carga del primer barco metanero procedente
de Argelia. El nuevo combustible tardó aún 18 años
en llegar a Madrid, que mientras tanto continuó empleando nafta.
El sector del gas vivió una reordenación
en 1991, fruto del cual nació Gas Natural SDG a partir de la fusión
de Catalana de Gas, Gas Madrid y los activos de gas canalizado del grupo
Repsol. Más tarde la compañía se hizo con el capital
de Enagás, la propietaria de la red de transporte y las plantas
de regasificación: en 1994 compró el 91% al Instituto Nacional
de Hidrocarburos y en 1998 el 9% restante (actualmente conserva el 40,9%
de la que fuera empresa estatal, si bien ha de reducir por ley su presencia
en dicho capital hasta el 35% en un plazo de tiempo no determinado).
Un "fanaler" enciende una farola de gas en 1920 en
la fachada del Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona |
De vuelta al mercado eléctrico
Con Pere Duran Farell en la presidencia desde 1965, Gas Natural SDG inició
en 1992 su expansión internacional con la entrada en Argentina,
que continuaría en 1997 con Brasil, México y Colombia.
En 1996 entró en funcionamiento el gasoducto Magreb-Europa, que
conecta la Península Ibérica con los yacimientos argelinos
de Hassi R’Mel y a través del cual entraron en España
6.562 millones de m3 en el 2002. Y el año pasado Gas Natural recuperó
el negocio eléctrico que abandonó hace 40 años y
puso en marcha en San Roque (Cádiz) el primer grupo de generación
con ciclos combinados de gas natural, una tecnología que supone
también la recuperación de aquella primera aplicación
del gas: la iluminación.
En la actualidad el grupo que desde 1997 preside Antonio
Brufau se presenta a si misma como una compañía multiservicios
con participación en el mercado de la electricidad -en diciembre
lanzó una campaña comercial para ganar clientes domésticos
a las eléctricas tradicionales y su plan estratégico 2003-2007
prevé destinar el 33% del total de las inversiones del grupo a
la actividad eléctrica-, las telecomunicaciones y el e-business.
Participada en un 26,1% por CaixaHolding -filial de "la Caixa"-
y en un 24% por Grupo Repsol, Gas Natural estrenará en el 2005
su nueva sede en el barrio de la Barceloneta, donde levantó su
primera fábrica 160 años atrás, en un conjunto de
dos edificios diseñados por Enric Miralles y Benedetta Tagliabue
que suman 30.000 m2 y que supondrá una inversión de 60 millones
de euros en asociación con Inmobiliaria Colonial.
Javier Raya
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