El propulsor de nuestro ferrocarril fue Miquel Biada, que nació
en Mataró en Noviembre de 1789.
En 1821, Miquel Biada, se instaló en Cuba donde
le impresionó profundamente la inauguración del primer ferrocarril
cubano entre los años 1834 y 1837. En 1840 decide volver a Mataró.
Algunos dicen que importó e España el invento del ferrocarril
a raíz de una apuesta que hizo. El hecho es que de vuelta a Cuba
y una vez convencido Biada del éxito económico de la empresa
fue a Barcelona en busca de capital.
Desafortunadamente no encontró la respuesta que esperaba, ya que
los capitalistas veían un riesgo demasiado elevado en un invento
que no estaba muy claro. Entonces, Biada embarcó a Londres donde
residía un representante de maquinaria barcelonés que conocía
, al Sr. Josep M. Roca, a quien le expuso el proyecto. Roca aceptó
la idea y se entrevistaron con un ingeniero inglés llamado Locke
que muy famoso en Inglaterra.
Locke que ya había construido varios ferrocarriles
en su país y en Francia también aceptó quedarse con
una buena parte de la acciones. El resultado de la visita a Londres fue
una fuerte participación inglesa en el proyecto del primer ferrocarril,
recordemos que representó el 50% del total de la Compañía,
recibiendo entonces la aportación económica de capitalistas
catalanes que vieron en la inversión inglesa una garantía
del proyecto.
En poco tiempo Biada aseguró mil cien acciones,
por lo que Roca pidió al gobierno español, el 30 de Junio
de 1843, la concesión particular de la línea Barcelona Mataró.
El seis de Junio de 1845 tuvo lugar el acta de constitución de
la empresa. Entre los privilegios de que disfrutaba destacaba el considerar
la empresa de utilidad pública a efectos de la Ley de enajenación
forzosa del año 1836 y la entrada libre de todo derecho de la materias
primas, materiales, maquinaria y todo lo necesario para la construcción
y explotación de la línea.
El estado español quiso quedarse al margen desde
el principio, cosa que no hizo poco tiempo después con la línea
Madrid-Aranjuez. El estado no puso ni cinco en el proyecto de Biada, todo
lo contrario, impuso condiciones; entre otras:
-
La Compañía quería el ancho
de vía europeo; el estado impuso la medida aún vigente
de 5 pies y 2 pulgadas, entre los bordes exteriores de las barras,
que ha mantenido aislada a la península del resto de Europa
hasta hoy.
- A parte de las estaciones previstas inicialmente, en el futuro, si
la compañía quería hacer nuevas estaciones tenia
que contar con el beneplácito del gobierno.
-
El estado obligó a que el correo y el personal
que lo distribuía serian transportados gratuitamente por los
convoyes ordinarios de la Compañía en toda la extensión
de la línea.
-
Los militares que viajasen individualmente por
motivos de servicio o por licenciatura, tenían que pagar tanto
ellos como su equipaje solo la mitad de la tarifa.
-
Además los militares y marinos que viajen
en cuerpo no pagarán más que la cuarta parte de la tarifa
por sí y sus bagajes.
Los trabajos de realización del primer ferrocarril
empezaron en el mes de junio de 1847, pero la suerte, desgraciadamente,
no acompañó a Biada, que murió el 2 de abril de 1848,
cuando faltaban siete meses para la inauguración del ferrocarril
de Marató. Hasta su muerte, Biada había ocupado el cargo
de tesorero.
Fue la empresa del Camino de Hierro de Barcelona a Mataró, la que
llevo a cabo el avance tecnológico que suponía la aparición
del primer ferrocarril en la península ibérica.
La Compañía explotadora poseía cuatro locomotoras
construidas en Londres con los nombres de Cataluña, Barcelona,
Mataró y Besós. El dia 8 del mismo mes se hizo una prueba
con un tren formado por una máquina y once vagonetas en las cuales
viajaban mas de cuatrocientas personas. La prueba resultó un éxito
ya que se llegó a la hora fijada y se volvió a Barcelona
haciéndose el recorrido en el tiempo señalado por el reglamento.
La ida se hizo en 58 minutos y dos paradas y la vuelta en 48 minutos y
una parada.
En la Junta general de accionistas que se celebró el 30 de enero
de 1848, unos meses antes de la inauguración, se comentan las siguientes
gestiones efectuadas.
- Adquisición de tierras y edificios por un valor de 67.531 duros,
11 reales y 12 maravedís.
-
Se hizo el contrato con la casa Mackenzie &
Brassey de Londres, bajo la dirección del ingeniero Guillem
Locke, y se estableció la cantidad de 112.849 libras esterlinas
y 2.160 para la conservación de la línea durante un
año.
-
Se realizó el presupuesto global para la
construcción de las estaciones de Barcelona y Mataró
y las paradas intermedias de Badalona, Montgat, Masnou, Premiá
y Vilassar por un total de 38.889 duros y 13 reales. Pero gracias
a hacerse por subasta se bajó a 32.841 duros.
En la memoria de la Junta general de accionistas, también
esta el informe del ingeniero Locke, que se leyó en la reunión,
y donde se informa del estado de la obras y sobretodo del tunel de Montgat.
Finalmente, el 28 de octubre de 1848 llegó el gran día,
la inauguración.
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